Durante el siglo XVIII, los Borbones, tomaron posesión de la ciudad de Parma y los hábiles artesanos franceses la transformaron en un centro cultural junto con la Academia de Bellas Artes, La Biblioteca Palatina y la Pinacoteca. Imperdible en esta espléndida ciudad: el Teatro Regio, el Palazzo Ducale y la casa natal del gran maestro Arturo Toscanini. La casa se presenta hoy como un museo renovado y moderno, pero sin alterar la atmósfera de la casa natal. Un lugar, dedicado a la memoria y a los objetos que pertenecieron al maestro y al mismo tiempo a la reflexión, un lugar donde el documento histórico es el precioso objeto de familia.
Una vez que visitamos el centro de Parma, podemos continuar y realizar uno de los itinerarios del gusto. La ruta del vino y de los sabores ofrecen paisajes bellos a través de castillos, valles con restaurantes y típicas "trattorias" para realizar paradas gastronómicas de lujo y saborear los productos típicos de esta tierra que, como ya sabemos, algunos de los más famosos son: Parmigiano-Reggiano, Prosciutto di Parma, Culatello di Zibello, los hongos llamados Funghi Porcini.
Para los que estén interesados en saber más sobre la gastronomía de esta ciudad, hay tres museos donde se explica como se preparan: el jamón, el salame y el queso parmigiano reggiano. También, durante los fines de semana, al final del verano, se realiza el Festival del Prosciutto di Parma, numerosos visitantes llegan para saborear distintos productos. Durante el festival, es posible visitar los establecimientos de producción, donde cada año se producen 10 millones de jamones.