Las playas de aguas verdosas y transparentes que rodean la isla de Cerdeña constituyen el entorno ideal para practicar submarinismo, windsurf o simplemente para relajarse escuchando el murmullo de las olas en parajes tan encantadores como Costa Smeralda, Costa Verde o los recónditos rincones de Cala Gonone.
Este es, no obstante, tan solo uno de los rostros de la polifacética isla, que ofrece igualmente unas apasionantes vacaciones de características más campestres. La historia de Cerdeña es noble y antigua. Así se justifica que en su territorio puedan visitarse desde yacimientos romanos, como los de Nora o Sant'Antioco, hasta los restos fenicios y cartagineses de Tharros y el monte Sirai.
Sin embargo, tal vez sean las construcciones de sus civilizaciones prehistóricas las que más llaman la atención. Destacan entre ellas los monumentos megalíticos de la civilización nurágica que pueden encontrarse en la localidad de Barumini o las domus de janas (casas de brujas) del pequeño municipio de Sedini. Junto a esta mezcla de culturas, resultan asimismo atractivos los pueblos amurallados de Alghero o Castelsardo o los emblemáticos pueblos pesqueros junto a la Pelosa.
Más allá de sus playas rocosas, unas vacaciones en el campo en Cerdeña tienen mucho más paisajes que ofrecer. Junto con los montes Rasu o Limbara, las suaves colinas de Sulcis constituyen un paisaje de excepción. Junto a ello, las cuevas de Dorgali, Oliena y Santadi le permitirán acercarse a la naturaleza de Cerdeña y sus torrentes de luz.