Este museo pequeño y "semi-privado" es un gran homenaje y un gesto de amor hacia el mundo de la radio, el descubrimiento que ha contribuido a cambiar el modo de difundir las noticias y la cultura en nuestro siglo.
Los equipos y modelos en exposición fueron seleccionados entre aquellos de la colección privada de Alberto Chiantera, a partir del telégrafo y de los primeros transmisores radiotelegráficos; la bobina de Ruhmkorff, siguiendo la evolución de los receptores, inicialmente con circuitos y válvulas de globo, auriculares, baterías y altavoces externos.
Este museo, se ubica en las varias salas del Instituto Técnico Galileo Ferraris, donde se exponen ejemplares de los años veinte, época en la cual, los distintos componentes eran ubicados en muebles siempre más bonitos y ejemplares de los años treinta, cuando la radio, producto de lujo, iniciaba a convertirse en un producto de masas. Sucesivamente, llegaron los modelos de la Segunda Guerra Mundial, los receptores de los años cincuenta y los primeros autorradios.