Este fin de semana visito una ciudad que siempre me ha fascinado, situada a unos 20 kilómetros al sureste de Siena, la ciudad de Asciano es famosa por estar situada en el corazón de Crete Senesi, un territorio encantador con un paisaje montañoso característico, casi desnudo de vegetación.

Un paisaje casi lunar que me deja sin palabras aún más porque en este período de cálida primavera, el territorio está teñido de verde esmeralda gracias a su hierba ligera que crece suave y sabrosa apreciada sobre todo por las numerosas bandadas de ovejas que pastan sin pastoreo.

Disuelto el encantamiento, decido visitar el centro histórico, de orígenes medievales que aún conserva valiosos monumentos a partir de la Basílica de Sant'Agata en la que admiro a una Virgen con el Niño de los Signorelli. Cerca de la iglesia se encuentra el Museo de Arte Sacro que conserva una colección de obras de los siglos XIV y XV.

Luego paseo por Corso Matteotti, que pasa al corazón de la pequeña ciudad con vistas a la iglesia gótica de San Bernardino y a la iglesia gótica tardía de Sant'Agostino. Por último, voy a la Piazza del Grano que se identifica en la hermosa fuente travertino de Paolo Ghini y en la fachada del Palazzo del Podestà.