Calabria es una región particular donde la cultura antigua se fusiona con la naturaleza virgen. Hay cientos de kilómetros de costa, playas y mar, pero también llanuras fértiles y escarpadas caídas montañosas.

También hay pueblos típicos, en el pasado los protagonistas de los acontecimientos culturales e históricos han descrito las tradiciones antiguas y el aspecto naturalista y los paisajes espectaculares. En este contexto se encuentra Stilo, que se eleva en la ladera del monte Consolino que domina la costa jónica.
Los orígenes de Stilo son muy antiguos y se remontan a la destrucción de la Caulonia griega, que obligó a los habitantes a trasladarse a lugares más seguros y fácilmente defendibles.

Esta necesidad los llevó a poblar las laderas del Monte Consolino. En los siglos siguientes llegaron los bizantinos y construyeron la joya de Stilo que hoy atrae a numerosos turistas de todo el mundo, la iglesia llamada «católica».

El templo destaca de las otras iglesias por sus características cinco cúpulas y la fachada roja. A pesar del terremoto de 1783 devastador en toda Calabria, los católicos junto con los otros monumentos fueron salvados y así se pueden admirar hoy más o menos intactos: Iglesia de San Giovanni Therestys, Duomo, Iglesia de San Francesco y los restos de la Iglesia de San Domenico y del castillo normando.

Vale la pena visitar Stilo no solo por los monumentos. El espectáculo en sí es su posición: el antiguo Stilo está formado por casas, apoyadas unas sobre otras y cubiertas de azulejos característicos.

Las casas están separadas por callejuelas estrechas, a veces tan estrechas que puedes mantener una conversación segura con los vecinos de frente o controlar lo que comen para cenar sin salir de casa. Y esto es hermoso y hace especial a Stilo, porque para poder apreciar la belleza y el ambiente de los pueblos italianos hay que vivir la vida de los habitantes.