Cuenta la leyenda que el duque de Saboya, Víctor Amadeo II y el príncipe Carignano Eugenio de Saboya observaron desde la colina, la ciudad de Turín asediada por los franco-españoles. Víctor Amadeo, de rodillas, juró que en caso de obtener la victoria, construiría un monumento a la Virgen. Después de la victoria de la batalla, Víctor Amadeo, sucesivamente coronado rey de Sicilia, confió el proyecto de la construcción a Filippo Juvarra en 1711.
La Basílica es circular, mide 75 metros de altura, 51 metros de largo y 34 de ancho. La fachada señorial está coronada por una cúpula y flanqueada por dos torres-campanario gemelas. El edificio se levanta sobre una plataforma con balaustrada que se accede luego de subir las escaleras desde la plaza. En el interior, el suelo de mármol colorido se compone de rosetones circulares. La sacristía está revestida con armarios de nogal diseñados por Juvarra. El altar de la "SS. Annunziata", es obra de Bernardino Cametti de Cattinara y se admira a Amadeo de Saboya, en actitud de oración y de batalla, para recordar los acontecimientos del 7 de septiembre de 1706.
En 1774, Francisco Martínez, sobrino de Juvarra, convirtió el sótano en un mausoleo. Entre las tumbas presentes en el mausoleo, se encuentran: Víctor Amadeo II, Carlos Manuel III, Carlos Alberto y Víctor Manuel I.