El origen del Santuario de la Consolata, es muy remoto. Según la tradición, el primer obispo San Massimo, construyó una antigua iglesia Mariana dentro de las murallas de la ciudad. Los restos de dicha iglesia, se pueden apreciar cerca de la torre angular. Alineados con las antiguas murallas, en la actualidad, surge el altar mayor, donde se encuentra la efigie venerada.
En el año 1104, la Virgen se le apareció a una persona non vidente de Briancos, a quien le dice de ir a Turín, donde encontraría un cuadro de la imagen que la representaba y así podría recuperar la vista. Esta persona no vidente, buscando y excavando logra encontrar la imagen de la Virgen y obtiene la gracia de la vista. Actualmente, esta imagen no existe más. El cuadro que hoy se venera es una obra de finales del siglo XV y se lo atribuye a Antoniazzo Romano, donado por el cardenal della Rovere. Está inspirada en la Madonna del Popolo de Roma.
El antiguo nombre del Santuario fue S. Andrea y allí se encontraban los monjes benedictinos, que habían huido a causa de las incursiones sarracenas. A ese período pertenece la torre campanario de estilo románico-lombardo y las reliquias de San Valerico Abate, colocadas en el altar dedicado a él. La configuración actual del edificio se debe al padre Guarino Guarini, quien transformó la antigua iglesia de San Andrea; el altar mayor es obra de Filippo Juvarra. Carlo Ceppi, agrega en el año 1904, las capillas laterales.