Hasta el año 1957, los puentes Florentinos eran seis. Actualmente son diez. Como indica su nombre, el Ponte Vecchio, obra de Neri di Fioravante (1345), es el más antiguo de la ciudad. No sólo porque es el único auténtico supérstite, sino porqué surge en el mismo punto de los otros tres puentes que le dieron origen: el de la edad romana, el que se desmoronó en el 1117 y el que fue destruído por una inundación del Arno en el año 1333.
Desde aquí, se disfruta de una estupenda vista sobre el Arno y sobre los otros puentes. Por arriba, sobre las construcciones, pasa el Corridoio Vasariano, edificado por Vasari, para permitir a Cosimo I acceder al Palazzo Pitti desde Palazzo Vecchio sin que nadie lo pudiera disturbar. Los negocios a los laterales del puente, pertenecen al período 500 y son laboratorios –comercios de artesanos orfebres.