Situado en el resplandeciente entorno de Salento, Brindisi es una de las ciudades más características del sur de Italia, un lugar para descubrir por su historia compuesta por monumentos, calles, palacios e iglesias que atestiguan el gran valor cultural de la ciudad de Apulia en el mundo. Nuestro viaje comienza precisamente a partir del símbolo de la ciudad, de esos ambientes antiguos que se pueden respirar visitando el famoso castillo de Suabia.
Federico II buscado enérgicamente en 1227 para defenderse de los ataques de ciudadanos de Brindisi que simpatizaban por los normandos, equipados con seis magníficas torres, incluidas dos cilíndricas esa casa en medio de la torre perpendicular o más comúnmente llamada Dongione, el Castillo se utilizó como base naval durante la Segunda Guerra Mundial.
También ha sufrido numerosos intentos de reestructuración a lo largo de los siglos, desde la llevada a cabo por los aragoneses en 1488, con la construcción de otra muralla de la ciudad, o la proporcionada por Giovanni Battista Pignatelli, que estiró los parapetos de las torres para garantizar un protección eficaz durante los asedios.
Todos los cambios realizados en el Castillo de Suabia siempre se han concebido durante períodos históricos en los que fermentos y batallas caracterizaron estas elecciones y no por motivos puramente estéticos.
Nuestro recorrido ideal por Brindisi no puede ignorar una visita a San Pietro degli Schiavoni, un interesante yacimiento arqueológico ubicado bajo el nuevo Teatro Verdi, en via Monte Santo 1, justo en el centro histórico.
Es en este distrito redescubierto de la ciudad donde se pueden visitar los restos de una serie de antiguos edificios romanos, con muchas calles y lugares típicos spas del Imperio.
Una curiosa mezcla de lo antiguo y lo nuevo porque las ruinas de San Pietro degli Schiavoni se encuentran justo en el corazón de la ciudad, entre sus calles modernas en las que, sin embargo, es posible admirar los pavimentos de las excavaciones: en sus bordes todavía hay rastros de las ranuras de los vagones.
Otro símbolo de la ciudad y la cultura del Imperio son las columnas romanas. De las dos columnas, solo una sobrevivió y su origen se remonta al siglo II después de Cristo. En ese momento, estas torres eran una especie de faro arquitectónico construido para marineros que podían vislumbrar las columnas del mar y que se convirtieron en referencia portuaria. En la parte superior de la columna, una capital decorada que representa a los dioses griegos como Zeus y Neptuno. Junto a las Columnas es posible continuar por la famosa escalera Virgiliana.