Roma es una ciudad llena de sorpresas, aquí existe todo un mundo por descubir. Un breve homenaje a los acueductos romanos. Roma antigua consumía unos 160 millones de litros de agua por día, de las fuentes y estanques.
Una parte de ese caudal iba directamente a las casas de las personas que vivían en villas o casas muy grandes. Pero la gente que habitaba en pisos altos tenía que recoger el agua de las fuentes y de los estanques, o contratar los servicios de aguadores profesionales. El acueducto romano significó una obra maestra de ingeniería de
Roma Antigua.
Aún hoy, se pueden apreciar los gigantescos arcos en la ciudad, lo cual significa a su vez una gran atracción para los turistas. Actualmente los acueductos de la Vía de San Gregorio y
Porta Maggiore son los más visitados.
Pero lo que demuestra la grandeza de Roma Antigua son los acueductos del sudeste de
Roma, en el Parque de Appio Claudio y, naturalmente, en los de
Francia,
España y
Gran Bretaña. Estos acueductos eran canales construidos con cemento a prueba de agua y cubiertos con losas de piedra. Mantenían una constante inclinación respecto al suelo gracias a la cual transportaban el agua recogida en las colinas hasta la ciudad.