Rieti es un pequeño pueblo que se desarrolla a orillas del río Velino; es muy característico, pequeño y acogedor, y en el que se unen historia, tradición, cultura, leyenda y un magnífico paisaje, caracterizado por un clima continental de veranos calurosos y inviernos duros.

A las puertas de la ciudad se encuentra el puente romano desde el que se puede admirar el río de abajo. El moderno puente de hormigón armado sustituye al antiguo puente romano, destruido como resultado de varias inundaciones. Al otro lado del puente se encuentra en Via Roma, un largo camino con vistas a tiendas y edificios históricos; en el número 57 de esta calle se encuentra Palazzo Vecchiarelli, obra del arquitecto Carlo Maderno, que recreó dentro de un patio con logia, utilizado por la familia como lugar para espectáculos teatrales y musicales durante las fiestas.

En Piazza San Rufo o Piazza Centro d'Italia, está la Iglesia de San Rufo y el Umbilicus Italiae, el ombligo de Italia: un gran récord que representa el centro de Italia y la cuna de origen de la civilización Sabina.

En esta parte de la ciudad también se encuentra el Teatro Flavio Vespasiano, dedicado al emperador original de Rieti, del que enfrente se encuentra el Palacio. Continuando desde el lado izquierdo de la Piazza Vittorio Emanuele II, se llega a la Piazza Giulio Cesare, donde podrá admirar el Palazzo Vincentini, con sus hermosos jardines bien cuidados y con sus maravillosas vistas de la ciudad de Rieti. En el Palazzo Comunale se encuentra el Museo Cívico-Arqueológico de la ciudad de Rieti. También en esta plaza se encuentra la hermosa Catedral de Santa María Madre de Dios, visible gracias a su alto campanario, cuyo interior es realmente majestuoso y salpicado de varias capillas laterales y ciclos pictóricos; también es posible descender a la cripta de abajo, perfectamente conservada. Fuera de la catedral hay un hermoso monumento dedicado a San Francisco y no muy lejos está el Palacio Papal, donde hoy encontramos la Galería de Arte Diocesiano.

La ciudad está salpicada de pequeñas iglesias, como la Iglesia de San Francisco, San Pedro y San Benito. Durante una estancia en Rieti no puedes dejar de pasar un tiempo en los puentes que conectan las dos orillas de la ciudad, desde donde es posible admirar la exuberante vegetación y el flujo del río.