La Iglesia de San Juan de los Ermitaños, es un símbolo de la ciudad de Palermo. Sus cúpulas coloradas, que dan una impresión oriental, son quizás las más conocidas de la ciudad.
Fue construida por Ruggero II en el año 1132, probablemente sobre los restos de una anterior mezquita árabe. Su nombre proviene del antiguo monasterio de San Hermes, que surgió en el mismo lugar, en tiempos de Gregorio Magno.
En su interior, predominan los elementos geométricos angulares; la luz difusa que se filtra entre las aberturas, nos hace percibir aún más, la sensación de espacio. Pero no se trata de un juego en sí, cada forma está llena de particulares significados simbólicos icónicos y psicológicos. La unidad del espacio está perfectamente conservada por la armonía de los números y de las proporciones, en función de la estética matemática de la Edad Media.