¿Ver Nápoles y después morir? ¡Absolutamente no! Vivir y volver a verla una y otra vez...
Nápoles es como Roma tan bella y sorprendente que una vida no basta para descubrir todos sus secretos. Nápoles, situada en su golfo homónimo, entre el Vesubio y el área volcánica de los Campi Flegrei es uno de los escenarios definidos como los más celebrados y encantadores del mundo. Sólo una visita bastará para permanecer encantados como fue el caso de Goethe, Stendhal, Pier Paolo Pasolini y tantos otros intelectuales y artistas. Su belleza es reconocida durante siglos, lo que le permitió a esta ciudad, acumular un gran patrimonio artístico. Basta recordar el Castel dell’Ovo ubicado sobre un islote, donde según la leyenda, la sirena Partenope había llegado exhausta o el Castel Sant’Elmo, que domina desde lo alto de la ciudad al notable barrio Vomero. Para visitar son el Palazzo Gravina, la Cartuja (Certosa di San Martino) y las iglesias, los claustros y palacios, las plazas rodeadas de monumentos de época y diversos pasadizos con rincones pintorescos, ideales para fotografiar.